Entrenando nuestras mentes



Cressida Cowell escribió un magnífico libro llamado “How to train your dragon”; en el 2010 la productora DreamWorks Animation hizo la película, en México se tradujo como “¿Cómo entrenar a tu Dragón? Una película de animación que me dejó un rico sabor de boca, aunque como siempre no se apega al libro, no deja de ser una excelente película, y para ser muy honesto es una película que he visto cinco veces (mucho menos que la de Kung Fu Panda claro).

La historia (de DreamWorks) se desarrolla en una comunidad de vikingos que es “atacada” por dragones que se roban alimentos y ovejas; el jefe de la tribu tiene que pelear contra ellos, y de la misma manera entrenar a los jóvenes para ser futuros peleadores contra los dragones; pero, por “desgracia”, tiene un hijo que es un enclenque, no tiene fuerza, ni destreza, ni brillo como los demás niños, es más bien, un nerd, éste, se llama Hipo.

Pues bien, en uno de los ataques Hipo derriba a un dragón único en su especie, y muy peligroso llamado Furia Nocturna. Él está feliz y se lo dice a su padre, que se llama Estoico, pero éste no le cree, Hipo molesto intenta conseguir pruebas de su gran proeza, entonces se interna en el bosque y encuentra al dragón que está atado e indefenso, cuando lo va a matar se apiada de él y lo libera, entonces el dragón salta sobre Hipo y parece ser que lo va a atacar, pero tampoco lo hace y se dispone a marcharse, pero algo anda mal con su cola, que le sirve para mantener el vuelo.

Bocón, el entrenador de jóvenes dice “los dragones siempre atacan para matar”, a Hipo no le suena esto, pues él fue atacado por uno de los dragones más temidos y éste sólo le rugió. Hipo decide que no quiere matar dragones y entonces busca a Furia Nocturna, después de un proceso se hacen amigos, Hipo le pone como nombre “Chimuelo” (Toothless”).

Entonces le construye una cola artificial, como si fuera una prótesis ortopédica, aprende más de él, vuela con él, y comienza a leer y a investigar sobre los dragones y cómo entrenarlos; sabe cómo se tranquilizan, y cómo se gana uno la confianza de ellos.

La película es un sinfín de imágenes e ideas de cómo vivimos, atados a cosas, ideas, símbolos, con la ideología de: “siempre ha sido así, y siempre van a ser así”; ideas que generan prejuicios y por ende cerrazón de mentes. La comunidad vikinga no podía creer que los dragones eran malos, y los atacaban, es interesante cómo nosotros muchas veces hacemos eso, pensamos que el otro o la otra es mala porque “sentí malas vibras” y lo atacamos, nuestros prejuicios a veces son muy tontos y muy grandes, y basta con buscar otras soluciones, con dejar de ver todo como “negro o blanco”, de aprender de fuentes fidedignas qué pasa si hacemos equis o ye cosa.

La caricatura a mí me enseña mucho, sobre todo a pocos días de cerrar el año, a buscar entrenar mi mente de mejor manera, a quitarme los prejuicios que muchas veces me pongo y que definitivamente son míos cuando ya puedo decidir por mí, de dejar de culpar a los demás y decir “así me enseñaron”, pues desenséñate y aprende a ver desde otro ángulo.

Este entrenamiento nos hará crecer y como la comunidad de vikingos, al final, podremos cohabitar con los dragones y quien quite, también terminen entrenándonos a dejar de ser tan prejuiciosos y buscar más allá de la nariz.

Feliz tiempo.

Marco Antonio Meza-Flores

Teólogo y Psicoterapeuta G.J.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Por qué empezar no exige día, sino ganas